28 denuncias antes de cometer el crimen

La madre de Olivia denunció a su expareja por maltrato e incluso por abuso. Él siempre salió absuelto, «pero vivía un calvario»

 

Noemí llegó a denunciar a su exmarido Eugenio 28 veces en los últimos cuatro años y medio: por malos tratos físicos, por malos tratos psicológicos, por agresiones a la niña, por abusos sexuales a la menor, por incumplimiento de régimen de visitas… «Lo denunciaba hasta por respirar, era un sinvivir», resume el entorno de Eugenio. Pero no sólo a él, si no también a otros familiares que tenían contacto con Olivia cuando a la pequeña le tocaba pasar el fin de semana o las vacaciones con su padre.

Llegó a denunciar incluso a la abuela. «No se atrevía casi ni a bañarla cuando era pequeña porque tenía un miedo terrible a que se hiciese el típico moratón y Noemí según lo viese la denunciase por agresión», explican. De todas las causas judiciales -«un calvario», según define el propio Eugenio- salió absuelto.

Consiguió archivar todos los procedimientos que su mujer abrió en los juzgados desde el mismo día en que él le pidió el divorcio y ella le acusó de malos tratos. Hasta tal punto, que el viernes llegaba el auto judicial por el cual el juez anulaba el régimen de custodia otorgada a la madre y se lo concedía al padre.

Dolor también en la concentración en el pueblo de Torrecaballeros, de donde eran sus abuelos y donde veraneaba la pequeña. / D. A.

A medida que se archivaban las denuncias, Noemí veía más cerca que Eugenio consiguiese el propósito que perseguía desde su separación: una custodia compartida para la pequeña. Fue parece ser por ese motivo por el que a finales del año pasado se trasladó a vivir a Gijón, donde no tiene ningún vínculo. Lo hizo sin el consentimiento del juzgado que llevaba la custodia y sin la del progenitor. La justicia la obligó, dos meses después, a regresar a Segovia y a reintegrar a la niña en su vida escolar y familiar.

En agosto volvió a tomar la decisión de marcharse a Gijón, donde alquiló el piso en la avenida de Gaspar García Laviana y donde volvió a matricular a la menor en el colegio del Corazón de María, de la misma orden del centro en el que estudiaba en Segovia. El padre puso en conocimiento del juzgado que su exmujer se había vuelto a llevar a Asturias a la pequeña. Fue la gota que colmó el vaso. La Justicia le entregaba el viernes la guardia y custodia al progenitor, con el derecho de visita de la madre los fines de semana y festivos. Noemí decidió entonces, supuestamente, tomar la decisión de acabar con la vida de su hija para no ceder en sus pretensiones de que no tuviera contacto con su padre. «Antes de dejarla con el padre, la mato», escribióen un mensaje telefónico a su hermano el domingo, tal y como adelantó EL COMERCIO. Para entonces, supuestamente, ya le había administrado un cóctel de tranquilizantes en una taza de cacao con leche.

Multitudinaria despedida a Olivia en la localidad segoviana de Torrecaballeros.

Galería. Multitudinaria despedida a Olivia en la localidad segoviana de Torrecaballeros. / DAMIÁN ARIENZA

 

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