Macarena Olona ya ha fijado su primer movimiento político a nivel nacional: conseguir el respaldo de medio millón de personas para poder llevar al Congreso de los Diputados una iniciativa legislativa popular mediante la que «combatir la ideología de género» y derogar toda la legislación relacionada vigente. Es algo que sus excompañeros de Vox pueden hacer de manera más sencilla a través de una proposición de ley, dado que comparten esta finalidad con la exparlamentaria. Pero Olona añade un matiz, «no tienen mayoría parlamentaria» y esta solicitud saldrá de «la voluntad del pueblo» a diferencia de las propias Cortes, afirma en un intento de distanciarse de la organización de Santiago Abascal. No obstante, el camino para que llegue a buen puerto es complicado, así como lograr las medio millón de firmas necesarias para su contemplación en la cámara baja. Para salvar este primer escollo, Olona recorrerá España pidiendo el apoyo a todos quienes consideren que «la violencia no tiene género» y quieran «defender la familia».
La exdiputada por Granada ha sido prudente tras presentar su nuevo proyecto ideológico, la Fundación Igualdad Iberoamericana. Como ya adelantó a El Independiente, esperará hasta después de las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo para decidir si da el paso electoral, porque no quiere fragmentar el voto de la derecha más aún. Dependerá, entre otros factores, de los resultados que obtenga Vox en la Comunidad Valenciana, Madrid o Murcia, entre otros, y si estos rozan el declive. También, lógicamente, la decisión de no dar el paso aún radica en que es imposible que pueda constituir una estructura media con la que poder competir a nivel territorial con la ya establecida por los verdes o el Partido Popular (PP), con décadas de arraigo. Y resulta más cómodo aspirar a las generales con cierto margen de tiempo para ir abonando el terreno.
El golpe en Andalucía está, además, reciente, algo que no es cosa menor. Olona tampoco tiene definida de manera clara una postura distintiva con la agenda ideológica marcada por Vox, que además de la pugna con las políticas de género fomentadas por el bloque progresista desde el hemiciclo, ofrece otros elementos como la lucha ferviente contra el independentismo, lo que le asegura un amplio margen de votos entre los caladeros más conservadores. Por ello, la cautela de la abogada del Estado queda justificada, pese a que busque diferenciarse con una arenga más ‘feminista’ contra esos postulados. Y es que, aproximadamente, ocho de cada diez votantes de Vox es hombre, según apuntan las estadísticas. Un paso precipitado puede frustrar un proceso que requiere tiempo y necesita tener constancia de que existe un respaldo real en la calle y mucho más allá de las redes sociales, donde tanto Vox como Olona tienen su principal altavoz público.
Ole su valentia