Muchas parejas deciden en sus vacaciones pasar unos días con sus respectivos padres en el campo o la playa. La idea a veces puede suponer una verdadera tortura para el miembro de la pareja si no se lleva bien con sus suegros. Pero, ¿por qué es tan difícil en ocasiones congeniar con ellos? ¿Es más un mito o una realidad?