Crecer en familia, un derecho de todos los niños.

En España, 40.828 menores están institucionalizados, 19.545 en acogimiento familiar y 21.283 en residencias, a la espera de un hogar.

 

 

Crecer en familia, un derecho de todos los niños

 

Begoña, hoy de 21 años, vivió en un piso de acogida hasta que, con nueve, tuvo la inmensa fortuna de ir a una familia de acogida, en la que tras superar algunas dificultades ha sido feliz. Natalia no tuvo tanta suerte, y ha vivido de los 11 hasta su mayoría de edad en un centro de acogida de la Comunidad de Madrid, del que no guarda buenos recuerdos. Son las dos caras de la misma moneda y de los más de 40.828 menores que viven institucionalizados en España, 19.545 de los cuales están en acogimiento familiar y 21.283 en residencias, a la espera de un hogar que a veces nunca llega.

Las familias de acogida, sean parientes cercanos o personas ajenas, «suponen la medida de protección prioritaria a la hora de atender a niños y adolescentes que han sido separados de sus padres o tutores legales», ha explicado María de Arauz, presidenta de la Asociación Estatal de Familias de Acogida (ASEAF) durante el «IV Congreso Interés Superior del Niño. Acogimiento familiar: hacia nuevos modelos» , que ha tenido lugar en el Ministerio de Sanidad.

Durante este encuentro el ex miembro del Comité de Derechos de Naciones Unidas, Jorge Cardona, ha recordado a los asistentes que «la acogida residencial es la solución más fácil para las administraciones que tutelan a estos niños, pero la peor para el menor». Lo que necesitan los menores de los centros residenciales, ha explicado Jesús Palacios, catedrático de Psicología de la Universidad de Sevilla, «es que la sociedad se entere de que están ahí y que necesitan una familia de acogida, alguien que esté loco por él y se lo demuestre, que le ayude con los deberes, le abrace, le escuche, le lea un cuento de buenas noches… En definitiva, que le quiera y se lo haga saber».

Óptimo para el menor

Las soluciones familiares, ha corroborado Cardona, «son mucho mejores que las institucionales, siempre. No es un tema solo de que vaya a encontrarse mejor el niño y de que sea lo óptimo para su desarrollo; la evolución de sus capacidades depende de vivir en un entorno familiar, de tener relaciones armoniosas de cariño y un adulto referente con el que hablar».

La presidenta de ASEAF ha aprovechado para recordar que ser padres de acogida es « algo muy especial » y concluir que «no tienes que ser un superhéroe, solo una madre o un padre que quiera abrir su hogar a niños que te van a llegar al corazón».